La otra cara del boom cacaotero: el drama de los chocolateros
- Lourdes Paez
- hace 2 días
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Actualizado: hace 15 horas
Por Lourdes Páez, Empresaria del Chocolate y especialista en Comunicación para el Desarrollo
Hace quince años, cuando decidí apostar por el chocolate ecuatoriano, jamás imaginé que algún día escribiría esto. Mientras todos celebran el "boom” de los precios del cacao, como empresaria del chocolate estoy frente a un momento muy difícil que nadie parece notar. Es hora de alzar la voz y poner las cartas sobre la mesa.

Cuando el éxito de unos significa la asfixia de otros
"¡El cacao ecuatoriano alcanza precios récord!", son los titulares en la prensa y redes sociales. "¡Bonanza para el Ecuador cacaotero!", exclaman los políticos. Lo que nadie menciona es la cruel paradoja que estamos viviendo en un país que es el tercer productor mundial de cacao, donde elaborar chocolate se vuelve cada día menos rentable y complejo.
La semana pasada, pagué US$9.50 por kilo de cacao de la variedad Nacional cuando en el 2023 el mismo cacao costaba US$3.80 por kilo. Un incremento del 150% que ha destrozado mi estructura de costos, reduciendo al mínimo mi rentabilidad. Mientras tanto, mis clientes me miran con incredulidad cuando intento explicarles por qué debería subir el precio de mis productos de chocolate, aunque solo sea un 20%."¿Pero cómo va a estar tan caro si el cacao es de aquí mismo?", me preguntan. Y tienen razón en su confusión: es absurdo.
El mito de la dicotomía agricultor-exportador
Contrario a lo que muchos creen, no estoy aquí para hablar mal de los agricultores. No se trata de villanos y héroes. Muchos productores de cacao —especialmente los medianos con más de 10 hectáreas— están experimentando ganancias como nunca antes. Y me alegro por ellos, de verdad.
También aplaudo el que los exportadores incrementen sus ganancias. Han construido redes logísticas eficientes que permiten que el cacao ecuatoriano llegue a todo el mundo. El problema es mucho más complejo y estructural.

La trampa del precio internacional
La cruda realidad es que tanto productores, como exportadores y chocolateros ecuatorianos estamos atados a un sistema donde el precio del cacao se determina en las bolsas de Nueva York y Londres, no en función de nuestra realidad local.
Yo, que produzco y vendo chocolate para el mercado local en Ecuador, debo pagar por mi materia prima como si estuviera en Suiza o Japón. No hay "precio local". Es absurdo que tenga que competir con multinacionales del chocolate que pueden distribuir el golpe del incremento de precios entre millones de barras. Mi pequeña microempresa produce micro lotes, y cada centavo de aumento en los costos se siente duro.
La soledad del chocolatero
Mientras los exportadores tienen a ANECACAO, los agricultores cuentan con varias asociaciones, programas de apoyo gubernamental y de ONGs, nosotros —los chocolateros— estamos solos en el desierto.
No tenemos acceso a créditos especializados. No recibimos capacitación técnica subvencionada. No contamos con incentivos fiscales. Y cuando toco puertas de instancias gubernamentales me responden: "Pero si el cacao está en auge, ¿de qué se queja?"
Los grandes fabricantes internacionales y locales tienen músculo financiero para resistir. Nosotros, los microempresarios chocolateros simplemente estamos desapareciendo en silencio.

Una extinción silenciosa
El año pasado, cinco talleres de chocolate que conocía cerraron sus puertas. Este año, ya van tres. No hacen ruido, no aparecen en estadísticas, simplemente dejan de existir, y los emprendedores deben buscar otra actividad mientras tratan de vender la maquinaria. Estamos presenciando la extinción de una generación de emprendedores que apostamos por darle valor agregado al cacao ecuatoriano.
La montaña rusa que viene
Lo más frustrante es la incertidumbre, por un lado los analistas advierten que en un par de años, cuando las nuevas plantaciones de cacao en África y América del Sur entren en producción masiva, el precio internacional caerá como una piedra. Pero también existe el pronóstico de un Cambio Climático que continuará golpeando a muchas regiones productoras de cacao, en especial al África Occidental.
Cuando el cacao vuelva a precios razonables serán las grandes multinacionales las que continuarán con el negocio, mientras el Ecuador habrá perdido parte de su incipiente industria chocolatera local.

Lo que realmente necesitamos
No estoy pidiendo subsidios ni proteccionismo extremo. Lo que necesitamos es inteligencia estratégica:
Un sistema de precios diferenciados: ¿Por qué no podemos tener un mecanismo donde el cacao destinado a la producción nacional de chocolate tenga un precio justo pero diferente al de exportación?
Acceso a capital paciente: Necesitamos líneas de crédito que entiendan los ciclos del chocolate, con periodos de gracia durante estas crisis de precios.
Promoción real del chocolate ecuatoriano: Necesitamos abrir mercados internacionales para chocolate y semi-elaborados, no para más cacao en grano. La realidad es que en el mercado local el consumo de chocolate es muy reducido (se dice que es apenas 500 gr per cápita al año), como para sostener el crecimiento de una industria chocolatera.
Incentivos fiscales temporales: Durante estos periodos de precios extremos, necesitamos alivio fiscal que nos permita sobrevivir hasta que el mercado se estabilice.
Mi compromiso personal
A pesar de todo, sigo aquí. Mi microempresa sigue produciendo chocolate, aunque cada mes es más difícil cuadrar los números. Lo hago porque creo en el potencial transformador del chocolate ecuatoriano. Porque sé que podemos ser mucho más que simples exportadores de materia prima.
Tu turno
Si eres consumidor, te pido que entiendas por qué nuestros precios están subiendo y que, si puedes, sigas consumiendo y apoyando al chocolate elaborado en Ecuador.
Si eres funcionario público, te invito a mirar más allá de las estadísticas de exportación y ver el ecosistema completo del cacao y chocolate.
Si eres productor, te propongo que busquemos formas de asociación directa, para crear cadenas de valor más justas para todos.
Y si eres otro chocolatero como yo, luchando por mantenerse a flote... quiero que sepas que no estás solo. Quizás sea tiempo de unir nuestras voces.
Porque cuando pase este boom y se reduzcan los precios del cacao, Ecuador necesitará más que nunca una industria chocolatera local fuerte. Y no podremos construirla sobre las cenizas de los que no sobrevivimos a esta tormenta.
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Lourdes Páez es investigadora y autora del libro “Ecuador Tierra del Cacao”, propietaria de Lachó Cacao microempresa de chocolate, miembro de la Academia Nacional de Historia. Las opiniones expresadas buscan generar un debate constructivo sobre el futuro del sector.
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