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🍫 Cacao, aranceles y libre comercio


Desde hace más de quinientos años, América Latina ha sido vista por Europa como una tierra fértil para extraer riqueza. En tiempos coloniales fue el oro, la plata, el azúcar, y ahora en el siglo XXI la historia continua en el caso del cacao. Lo que ha cambiado no es la lógica, sino los mecanismos: ya no se imponen virreyes ni cañones, sino reglamentos, aranceles, cuotas y estándares ambientales que funcionan como barreras invisibles, pero igual de efectivas.



🧾 Hablemos del cacao, el libre comercio y los aranceles

El cacao es el producto agrícola que Ecuador exporta desde hace más de 300 años. En los siglos XVIII y XIX, esta "pepa de oro" generó más del 70% de las divisas que llegaban al país, siendo el motor agrícola y comercial de la región Costa hasta la década de 1930. A pesar de su relevancia histórica y económica, el cacao ecuatoriano enfrentó enormes barreras comerciales.


Durante la Colonia Española, por ejemplo, la Real Compañía Guipuzcoana, empresa perteneciente a la Corona, monopolizaba el comercio del cacao. Cuando la producción ecuatoriana creció y se volvió más competitiva frente a la de México, Guatemala y Venezuela, los comerciantes de estos países rivales solicitaron a la Corona Española prohibir la  importación de cacao ecuatoriano, para lo cual se cargó de impuestos al comercio desde Guayaquil, obligando a los exportadores a pagar más del 60% en tributos, incluyendo contribuciones para mantener a la Armada española, un impuesto para la Corona, además del Diezmo para la Iglesia Católica y el impuesto de las Alcabalas sobre las ventas.


Frente a estas restricciones era de esperarse que floreciera el contrabando y el comercio clandestino, ya que la historia nos demuestra que las trabas al libre comercio no promueven el desarrollo; lo frenan, distorsionan los mercados o empujan a la ilegalidad. Hoy, afortunadamente, Ecuador mantiene un mercado libre para el cacao, donde la oferta y demanda determinan los precios. Esa libertad ha permitido que en los últimos diez años las cosechas aumenten considerablemente, acercándose al récord de 500.000 toneladas anuales para el 2025.


Ecuador es hoy el primer exportador de las Américas y el tercero del mundo, pero mantenerse en la cima por más de tres siglos no ha sido fácil: exportadores y agricultores han tenido que luchar históricamente contra barreras arancelarias, impuestos injustos y políticas proteccionistas extranjeras.



🌍 ¿Y qué pasa con los precios internacionales?

El precio referencial en Ecuador se negocia con base en la Bolsa de Nueva York, que el 10 de abril de 2025 cerró en $8.149 por tonelada. Sin embargo, nuestros principales competidores, Ghana y Costa de Marfil, pagan mucho menos a sus productores porque el precio está controlado por el Estado:

  • En Ghana, el cacao se paga a 48.000 cedis/tonelada, unos US$3.100 dólares.

  • En Costa de Marfil, el precio es de 2.200 francos CFA/kilo, es decir, unos US$3.650 por tonelada.

Mientras Ecuador negocia en libertad, ellos dependen de sistemas estatales que muchas veces no reflejan los valores reales del mercado. De hecho, si Costa de Marfil mantiene ese precio en la próxima cosecha, se prevé un aumento del contrabando hacia países vecinos. La historia se repite.




🍂 Venezuela: cuando el cacao pierde libertad, pierde futuro

Venezuela, reconocida históricamente como origen de algunos de los cacaos más finos y aromáticos del mundo, enfrenta hoy una dura realidad: su producción de cacao ha colapsado.


Mientras países como Ecuador proyectan cosechas récord cercanas a 500.000 toneladas, para el 2025, Venezuela apenas supera las 15.000 toneladas anuales, cifra similar —e incluso menor— a la de hace 25 años. En lugar de crecer y prosperar, el cacao venezolano ha retrocedido.


¿Qué ocurrió?

La respuesta está en la intervención estatal, las expropiaciones de fincas productivas, la pérdida de incentivos al comercio libre y la falta de inversión. A inicios de los 2000, el gobierno venezolano expropió haciendas cacaoteras para repartirlas a colectivos y trabajadores, sin garantizar formación ni infraestructura. El resultado: tierras improductivas, abandono técnico y caída de los rendimientos.

Hoy, el cacao venezolano enfrenta bajos rendimientos (menos de 200 kg por hectárea), escasez de mano de obra y precios deprimidos. A esto se suma una regulación que limita la exportación directa, impone controles y desincentiva la iniciativa privada.


Mientras tanto, países con mercados más libres, como Ecuador, Colombia o Perú, crecen, exportan, generan empleo y reciben divisas aprovechando el alto precio del cacao en la bolsa internacional.

La historia de Venezuela es una advertencia clara: sin libertad para producir, comerciar y exportar, el cacao deja de ser un motor de desarrollo y se convierte en una sombra de su pasado.


En el mundo del cacao, como en tantos otros sectores, el libre comercio no es una amenaza; es una oportunidad.



Te interesa conocer sobre la historia del Cacao en Ecuador... te recomiendo leer mi libro Ecuador Tierra del Cacao, 5.300 años de cacao y chocolate en Ecuador, y el Mundo.

Lourdes Paez

 
 
 

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