por Lourdes Páez, Gerente de Lachó Cacao y autora de Ecuador Tierra del Cacao
El mundo del cacao vive una época turbulenta.
Los precios del cacao en grano se disparan a niveles nunca vistos en 40 años, impulsados por las malas cosechas en Costa de Marfil y Ghana, que son los mayores proveedores del mundo, y la especulación en los mercados de futuros en Londres y New York.
Los agricultores ven con buenos ojos esta bonanza que puede ser una oportunidad para obtener mayores ingresos por su arduo trabajo, que a lo largo de décadas ha estado subvalorado. Los precios del cacao en grano, en el caso de Ecuador no cubrían todos los costos del pequeño agricultor. La mayoría de cacaoteros en fincas pequeñas tienen más de 50 años de edad, y sus hijos han migrado a zonas urbanas en busca de mejores ingresos y oportunidades.
El quintal de cacao se vendía a menos de US$100, y si se vendía en baba, es decir con el mucílago y sin secar se pagaba $65 por quintal. Increíble que a marzo 2024 el quintal de cacao en grano seco se cotiza en Ecuador a $346, un incremento del 200%.
Una oportunidad para los cacaoteros para invertir en tecnología, mejora de las plantaciones, modernización de procesos de post-cosecha. En tanto los grandes ganadores son los exportadores e intermediarios, seguramente están celebrando este Boom Cacaotero!
Los chocolateros,
sufrimos y me incluyo ya que soy chocolatera. El aumento del 200% en la materia prima nos pone en una situación complicada, ya que subir precios al consumidor termina reduciendo la demanda de chocolate, e impulsa la compra de “falso chocolate” , ese competidor desleal que se conoce como “sucedáneo”, elaborado en base a grasa de palma, leche en polvo y mucha azúcar.
En Ecuador, el mayor país cacaotero de Sudamérica la situación es aún más irónica: ya que con esta locura de precios la calidad del cacao fino queda en segundo plano, pues ahora se vende cualquier pepa con o sin fermentación, los premios por orgánico o comercio justo ya no son tan atractivos.
Las microempresas chocolateras la tenemos difícil: trabajamos en un mercado local limitado por su tamaño, donde el chocolate no se valora como debería, pagar $2 por una barra parece un lujo. En contraste, en Estados Unidos, una barra artesanal puede llegar a costar $10.
¿Qué nos depara el futuro? Los pronósticos no son alentadores. El déficit de cacao africano en el mercado global impulsa la demanda y la oferta, lo que significa que los precios seguirán altos para el 2024 y 2025.
¿Qué podemos hacer? Quiero ser propositiva y pensar alternativas, por lo que te sugiero:
Consumir chocolate con consciencia: apoya a las micro empresas chocolateras que trabajan con cacao de calidad y prácticas sostenibles.
Valorar el trabajo detrás del chocolate: comprende que el precio de una barra artesanal va más allá del simple sabor, es un reconocimiento al esfuerzo de los productores y chocolateros.
Estar dispuestos a pagar un precio justo: el chocolate no es solo un dulce, es un producto con valor social y ambiental.
En definitiva, la situación del cacao nos invita a reflexionar sobre la importancia de un consumo responsable y justo.
¡Ayudemos a que el chocolate ecuatoriano tenga un futuro dulce para todos!
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